viernes, 29 de abril de 2011

El corría, nunca le enseñaron a andar, se fue tras luces pálidas. Ella huía de espejismos y horas de más. Aeropuertos, unos vienen, otros se van, igual que Alicia sin ciudad. El valor para marcharse, el miedo a llegar. Llueve en el canal, la corriente enseña el camino hacia el mar. Todos duermen ya. Dejarse llevar suena demasiado bien. Jugar al azar, nunca saber dónde puedes terminar o empezar. 
Ella duerme tras el vendaval. No se quitó la ropa. Sueña con despertar en otro tiempo y en otra ciudad.

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